«[…] no se puede morir del todo, ni siquiera aunque nadie sueñe con nosotros nunca después de que muramos concediéndonos un poco más de aliento fuera del tiempo»: Totalidad sexual del cosmos, Juan Bonilla
«Claman la inútil mirada del tacto,
la yema del ojo que no es clara,
el tallo de la caléndula que se suicida,
y la avidez de una llave sin arca»
Testigos de la piel
A José Belso i Latour:que yo te sueño dentro del tiempo
Vas señalando con muescas en la piel
todas las muecas y burlas
de la lluvia en la ventana,
así, como un rocío constante
detrás de su propia sombra peregrino,
tras una noche helada,
como un lirio su olor dolorido,
como un rubor de manzanas ácido.
(Ayer sufrí un día muy terco,
no se acababa).
Deshabitado de ti mismo,
por el abrazo en rama de la palmera,
vas directo al precipicio de sus ojos,
a la inhóspita caricia de la chumbera,
al silencio de unos párpados enclaustrados,
clausurados a tu pesar,
al pasar maldito de la higuera.
Contra aquellos muslos silentes,
Contra la cintura encallada
te estrellas, un escollo estrecho de mareas,
un amanecer sin albas,
un miedo lento, de pisada de felino,
como su cuerpo, tan ágil como un silencio
en la ciénaga de los besos ciegos.
Deshabitado de ti mismo,
te auscultas en esta oscuridad poblada
—¡hasta la luz a media asta!—
entre esa estepa de las lágrimas,
soledad inútil de los espejos.
Y con el miedo por la espalda,
ese su respirar tartamudo,
resbala como un suspiro
esta naranja exprimida de tus manos.
No se puede morir del todo.
